No caigas en la trampa

Últimamente he estado dandole vueltas a cómo las redes sociales se han metido en nuestra vida, y de como hablan sobre nuestras vidas  futuras con el metarverso y la realidad virtual. La verdad que me pone los pelos de punta todo este tema, ya que me suena mucho a “Matrix” y no me gusta la idea de que mi hijo nazca pensando más en su vida virtual que en la real.

Por desgracia es algo que parece imparable y tengo la curiosidad de ver si realmente vamos a acabar tan inmersos en ese mundo virtual tal y como dicen. Es cierto que hay muchas situaciones en las que utilizar herramientas virtuales están resultando de gran ayuda, y más ahora que vivimos una pandemia, pero al final la gente está prefiriendo acudir a las oficinas por tener contacto social y no pasarse el día sólo en casa, la gente sigue acudiendo a restaurantes o discotecas para quedar con sus amigos porque una videollamada no es lo mismo, y por supuesto es mucho mejor viajar que darte una vuelta por Google Street en cualquier ciudad del mundo.

Y no dudo que habrá mucha gente que quedará atrapada en ese mundo virtual porque su vida real no les satisface, pero pienso que eso debe ser tratado correctamente y no asumir que el futuro es así. 

Yo personalmente no uso mucho las redes sociales, de hecho tengo limitaciones de tiempo en el teléfono para evitar que se me pierda el tiempo sin darme cuenta haciendo scroll. La verdad que si no fuera porque me gusta la fotografía y hacer videos posiblemente ni las usaría. Instagram es donde me inspiro, veo ideas y poco más. Y luego tengo mi vlog de Youtube que empecé hace un año. No sigo a amigos ni conocidos, solo gente que me inspira de forma creativa. 

Es cierto que por mi trabajo me veo obligado a conocer las redes sociales, sus herramientas y funcionamientos, pero es un modo de usarlas diferentes. De hecho, el ver cómo funciona su parte “comercial” te da que pensar de su impacto en nuestras vidas.

Y justo de eso es de lo que quería hablar y de lo que me he percatado en estos últimos días. Me he dado cuenta que después de mirar Instagram, automáticamente abría otra app para ver qué podía comprar de lo que había visto en Instagram. Es decir, si veía algunos coches que me gustaban, según cerraba Instagram me metía en una web de coches de ocasión a mirar coches para comprar. Si veía casas en Instagram, acudía a portales inmobiliarios a mirar casas. Si veía ropa de alguna marca en concreto me metía en su web a ver que podía comprar. 

El poder de influencia de las redes sociales es brutal. Estoy seguro que no soy al único al que le ocurre. De hecho, el principal objetivo de las redes sociales, sus plataformas de ads y los influencers es vendernos cosas. Lo de relacionarnos con amigos es algo secundario.

A ver, es normal. Si te vas a la feria del automóvil y te pasas la mañana viendo coches molones, se te calienta la cabeza y te pones a mirar coches como un loco (si es que te gustan los coches tanto como a mi). O si has estado en una casa de algún amigo o conocido que te ha encantado como es y como está decorada según llegas a casa te pones a mirar a ver si tu también puedes buscar algo similar. 

El problema de las redes sociales, y para mi de Instagram principalmente, es que lo tienes en tu móvil y que accedes varias veces al día. Además está lleno de mundos irreales que nos hacen pensar que eso es lo normal. Esto hace que pases el día viendo cosas muy atractivas (casas, coches, ropa, relojes, hoteles, destinos turísticos, etc..) y nos genera necesidades y deseos que en realidad no lo son. 

Es como si salieras a la calle y todo el mundo viviese en casas espectaculares y salieran conduciendo su impecable Ferrari junto con su pareja modelo. No es real, y lo que ves en Instagram tampoco. Es todo publicidad, pero tan bien creada que no las recibimos como tal. 

Con todo esto no quiero decir que debas eliminar tus redes sociales, pero si creo que deberíamos ser conscientes de lo que en realidad son y aprender a utilizarlas. Yo estoy en ello. Yo he empezado por sólo seguir a los que realmente me inspiran de forma creativa o me aportan algo bueno. De hecho baso mis publicaciones en lo mismo, en publicar algo creativo o que aporte algo bueno. Por otro lado intento usarlas cuanto menos mejor. Los móviles o incluso algunas app cuentan con limitaciones de tiempo. Y sobretodo entender que todo lo que ves ahí es publicidad y está pensado para quitarte tu dinero. Lo mismo que los anuncios de la tv. Así que según cierres Instagram y tengas la tentación de comprar cosas que acabas de ver, evítalo, deja que pase un tiempo y si todavía crees que lo necesitas entonces cómpralo. Pero no te dejes engañar, ni malgastes tu dinero en comprar cosas que no necesitas sólo porque lo has visto en Instagram o porque tu también quiere subir tu publicación lo que sea que está de moda por 4 likes. Usa las redes sociales con cabeza y no caigas en la trampa. 

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